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Un mundo de paz, solidaridad y justicia exige también una Europa de paz, de solidaridad y de justicia. Sin embargo, la Unión Europea está en peligro de disgregarse a causa de graves errores de estrategia política y económica, por la falta de adecuación de sus instituciones y por la falta de democracia. Se han vuelto a construir muros con los ladrillos del egoísmo nacional, asfixiando con ello la idea de una Europa que reconoce el derecho de las personas a la libertad de circulación. De este modo, se desintegra la casa común europea, diseñada en 1941 en el “Manifiesto de Ventotene” de Altiero Spinelli y Ernesto Rossi (con prefacio de Eugenio Colorni), que une la perspectiva del estado federal a la democracia europea, a la paz y a la lucha contra las desigualdades. Y así se borran las esperanzas de millones de europeos.

En los últimos diez años, la austeridad ha frenado las inversiones en la economía real, ha aumentado las desigualdades, ha creado precariedad y ha desestructurado el modelo social europeo.

Europa debe ser una tierra de derechos, de estado de bienestar, cultura e innovación. Debería haber aprendido, de la mejor parte de su historia y también de sus tragedias, los valores de paz, acogida, igualdad y convivencia.

La Unión Europea debe afrontar los grandes desafíos de nuestra época, restituyendo, a la idea de Europa, la esperanza en el bienestar para toda la colectividad, la fuerza de los derechos y de la solidaridad. Es indispensable y urgente volver a dar sentido a la política para eliminar las desigualdades, poniendo fin a las políticas de austeridad y a los instrumentos que las han llevado a cabo, creando cohesión social y territorial, dando prioridad al medioambiente como impulso y motor para un desarrollo distinto, combatiendo el cambio climático, reduciendo las brechas generacionales y de género, favoreciendo la participación y la ciudadanía activa a través de un estado de bienestar europeo, repudiando las guerras y luchando por el respeto a los derechos, garantizando la acogida de los refugiados y la libertad de emigrar y comprometiéndose a solucionar los problemas globales que son la causa de las migraciones.

Es necesaria una democracia europea, en la que la soberanía pertenezca a las mujeres y los hombres que elijan un gobierno federal responsable ante el Parlamento Europeo.

Por todas estas razones, queremos actuar a fin de que se abra, el 25 de marzo de 2017, una fase constituyente que supere el principio de unanimidad, involucre a comunidades locales, actores económicos y sociales, movimientos de la sociedad civil, junto con representantes de los ciudadanos a nivel regional, autonómico, nacional y europeo, que concluya con ocasión de las elecciones europeas, en la primavera de 2019. Por estas razones hemos decidido promover una fuerte movilización popular el 25 de marzo de 2017 en Roma y solicitar las mismas iniciativas en otras ciudades europeas.

La Europa democrática se sólo se consolidará si sus ciudadanos la hacen cambiar de rumbo.

“CAMBIAMO ROTTA ALL’EUROPA”