Espacio Opinión

Hasta hace bien poco, cuando se abría el debate sobre si España es o no realmente un estado federal, yo decía que sólo faltan dos cosas para que lo sea: un senado como el alemán y un sistema de financiación autonómica equilibrado, sin privilegios forales. Seguramente me quedaba corto y la lista debería ser más amplia, pero creo que esta crisis pone de manifiesto que a la categoría de imprescindibles hay que añadir la información cuantitativa. 

Al contrario de lo que hemos oído recurrentemente desde que el ‘big data’ se ha convertido en una especie de mantra, no disponemos de toda la información necesaria al alcance de un click. Los datos existen porque alguien los genera, ya sea por procedimientos administrativos, estadísticos o automatizados a partir de otras fuentes. Pero sea cual sea su origen, para que tengan la calidad suficiente que los haga útiles es necesario que su generación cumpla con varias condiciones. En el caso de datos con origen en distintos ámbitos, es imprescindible que hayan sido recogidos con criterios homogéneos, que se actualicen de forma regular y que se comuniquen de forma coordinada.

La crisis del coronavirus está poniendo de manifiesto que nuestro estado protofederal no dispone de mecanismos eficientes para generar ese tipo de información cuando se necesita. Con sorpresa, estamos descubriendo que existen diferencias de criterio entre comunidades autónomas a la hora de contabilizar los muertos por coronavirus y que algunas retrasan de forma injustificada la información referida a la situación en las residencias de ancianos. Más allá de la posible falta de medios para obtener la información, lo que sorprende es que sigan criterios distintos para generarla y difundirla. Lamentablemente, en una situación en la que contar con información fiable y actualizada es más necesario que nunca para dar respuesta a la crisis, nuestro estado no está preparado.

Sin entrar en el debate sobre el grado óptimo de descentralización de competencias sanitarias para hacer frente a una epidemia, parece evidente que tenemos que mejorar los mecanismos de generación de la información necesaria para luchar contra ella. Los mecanismos de coordinación con que nos hemos dotado desde que alumbramos el estado autonómico no han sido, en este caso, suficientes. Urge, por lo tanto, centralizar los criterios de obtención y comunicación de la información sobre la evolución de la crisis. De esa forma, cuando finalmente construyamos un estado realmente federal, este será mejor y permitirá salvar más vidas.