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El notario Juan José López Burniol presentó el libro “Escucha Cataluña, escucha España”, del que es coautor, el miércoles 29 de noviembre, en Can Jonch, en Granollers. López Burniol ha escrito esta reflexión sobre las relaciones históricas entre Cataluña y España, junto con los ex-ministros del gobierno español Josep Borrell y Josep Piqué y el catedrático de Derecho Constitucional Francesc de Carreras. El acto, organizado por Federalistes d’Esquerres, fue presentado por Teresa Serra, miembro de la asociación, y contó con la participación de Mireia Esteva, que es vicepresidenta de la misma.

Mireia Esteva señaló, en su intervención, que “el problema del encaje de Cataluña con España no es una cuestión nueva sino que ya viene de la Renaixença“. La vicepresidenta de Federalistes d’Esquerres recordó la Oda a España de Joan Maragall y afirmó que la Constitución española de 1978 ya implementó un sistema quasi federal que ahora habría que revisar y actualizar, evitando las disfuncionalidades y que sea asumido por el conjunto de la ciudadanía española.

Juan José López Burniol comenzó afirmando que de los cuatro grandes problemas que tenía España a comienzos del siglo XX -el militar, el religioso, el agrario y el catalán- queda por resolver el catalán y dijo que coincidía con el presidente español Manuel Azaña cuando argumentaba que el “problema catalán” era político y que, como tal, reclamaba una solución política, no necesariamente definitiva. Para él, el “problema catalán” consiste, en realidad, en el problema de cómo organizar el poder económico en España.

Al analizar la Constitución española de 1978, López Burniol dijo que, aunque dibujó el Estado de las autonomías, no desarrolló el papel del Senado como contrapeso al Estado central. Entiende que hay cuatro alternativas: un Estado unitario centralista, un Estado federal (simétrico o asimétrico), una Confederación de Estados o varios Estados independientes. A su entender, sólo dos son posibles: el Federalismo o varios estados independientes. Para responder a cuál es la opción más conveniente, propuso un pacto que permita consultarlo a la ciudadanía. Y para afrontarlo, pidió respeto a los resultados electorales, las leyes y los adversarios y apostar por un diálogo transaccional que aborde la financiación, la reforma del Estatuto y del Senado y la concesión a Cataluña de competencias plenas en lengua, educación y cultura.

Finalmente, defendió la forma en que se hizo la transición política y la necesidad de afrontar los cambios que se necesitan ahora para alcanzar un encaje satisfactorio entre Cataluña y España, casi 40 años después de que se aprobara la Constitución que la hizo posible (por Siscu Baiges).