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El debate sobre Catalunya ha reabierto el debate sobre la plurinacionalidad de España. Sin que se afecte a la titularidad de la soberanía, cabe reconocer la diversidad nacional que concreta los distintos, y a menudo compartidos, sentimientos de pertenencia que se dan en nuestro país. Si eso es conveniente o no, es algo que se debe decidir en el plano de la política. No es bueno que los juristas dificultemos esos debates presentando límites que no existen en la Constitución, u objeciones que derivan de una interpretación reduccionista del constitucionalismo histórico y comparado. Llegar a un consenso constitucional ya parece suficientemente complicado; no lo hagamos más difícil con exigencias doctrinales exageradas. «La idea de nación de naciones» (La Vanguardia, 5 de agosto de 2017)