Son muchos los que, como Artur Mas, buscan el refugio de la incuestionable bondad de los objetivos perseguidos por legitimar retroactivamente los instrumentos utilizados. De este modo, al cabo, en su pureza, sirve para justificarlo todo.
Quizás convendría empezar por descargar de retórica el discurso y definir con la máxima claridad y precisión posibles los fines que se desea alcanzar, a fin de poder abrir un debate crítico y racional sobre la mejor manera de aproximarnos a los mismos.
«Con la excusa de los fines…» (El País, 27 de febrero de 2016)