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Urge democratizar las instituciones de la eurozona y del conjunto de la UE, federalizando su gestión política y económica a través de la dotación de un presupuesto mayor y de los instrumentos fiscales necesarios para su financiación. El mantenimiento de una estructura confederal, que dificulta y resta calidad democrática al proceso de toma de decisiones, y un presupuesto claramanete insuficiente para gestionar los desequilibrios estructurales de la UE, encabezan las fragilidades de la eurozona. «El incierto futuro del euro» (La Vanguardia, 23 de diciembre de 2015)

 

2015-12-23 La Vanguardia Castella