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El funcionamiento del federalismo es un proceso que necesita ser reinventado todos los días, no es un paquete constitucional que se puede montar durante una noche. La eurozona debe responder a la crisis griega moviéndose hacia la unión política. Para tener una unión económica y monetaria en regla, necesitamos una unión fiscal y una política fiscal que respondan a un parlamento. Y este parlamento debe ser elegido. De lo contrario no hay rendición de cuentas

(Este artículo ha sido publicado en el Financial Times del 3 de agosto 2015)

Una de las conclusiones de la crisis griega parecería clara: el sueño de avanzar armoniosamente hacia una Europa federal está muerto. El rencor incitado por la crisis ha enfrentado a nación contra nación y revivido algunos de los peores estereotipos del continente. En lugar de acelerar la integración histórica de Europa, la introducción del euro podría haber llevado a su desintegración en cámara lenta.

El estado de ánimo de los tiempos se refleja en una reciente portada de Marianne, una revista francesa semanal. Condenando el acuerdo con Grecia como un diktat de inspiración alemana, la revista muestra en la foto a Angela Merkel describiéndola como “la emperatriz de los acreedores” ante la cual todos los demás líderes europeos se inclinaron en homenaje. “Adiós a la Europa de los padres fundadores, adiós a la Europa de las naciones. . . el momento de la Mitteleuropa ha llegado “, dijo la revista, que emplea el término alemán en tono provocativo, como fue utilizado por los imperialistas prusianos y los ideólogos nazis.

Pero la historia rara vez avanza en línea recta, y puede que sea prematuro por el momento escribir el obituario del federalismo europeo. Si ha de ocurrir al fin y al cabo, una mayor integración será impulsada por brutal necesidad económica.

La vaga retórica federalista de difundir la solidaridad ha demostrado ser poco más que palabras huecas; en cambio, la lógica financiera sigue teniendo una fuerza mayor.

Esta es sin duda una interpretación posible de la decisión de Alexis Tsipras de acceder a las principales demandas de los acreedores. A pesar de llamar a un referéndum para rechazar la propuesta de los acreedores, el primer ministro de Grecia llegó a la conclusión de que salir de la zona euro sería más doloroso que quedarse en ella. Habiendo echado un vistazo a través de las puertas del infierno, se dio cuenta del atractivo del purgatorio. Sin importar el coste político, Grecia no podía abandonar su destino europeo.

Como algunos de las más lúcidos – o cínicos – federalistas han argumentado, la creación del euro serviría como medio para la ingeniería inversa de una Europa federal. A menudo se han inspirado en la experiencia de Estados Unidos y los debates notables sobre la naturaleza del gobierno federal que aparecen en The Federalist Papers. Estos fueron publicados a finales del siglo XVIII cuando la naciente república luchaba por forjar una entidad política común.

Un asunto recurrente de los Federalist Papers fue la división de la responsabilidad financiera entre Washington y los estados y, en particular, la partición de las deudas. Como Alexander Hamilton, uno de los fundadores de Estados Unidos, escribió: “Nada hay, tal vez, que pueda perturbar tanto la tranquilidad de las naciones como estar obligado a contribuciones mutuas para cualquier objeto común que no produzca un beneficio igual y coincidente. Porque es una observación cierta que no hay nada en que los hombres difieran tan fácilmente sobre como sobre el pago de dinero. “¿Suena familiar?

Se necesitaron muchas décadas en los EE.UU. para calibrar el equilibrio de poderes entre el centro federal y sus estados constituyentes y, mientras tanto, se enfrentaron en una guerra civil. Un sistema de moneda común fue creado solamente en plenitud en 1913 con la fundación de la Reserva Federal.

En algunos sentidos, el federalismo sigue siendo un trabajo en curso en los mismos EE.UU. Usted puede oír los ecos de la posición antifederalista original en la retórica del Tea Party de hoy. El funcionamiento del federalismo es un proceso que necesita ser reinventado todos los días, no un paquete constitucional que se puede montar durante una noche. Un análisis desapasionado de las opciones de la eurozona publicados el año pasado por el Centre for European Reform llegó a la conclusión de que un fortalecimiento del federalismo fiscal representa la mejor manera de completar el edificio destartalado de la eurozona – incluso si en ese momento parecía ser políticamente imposible.

El informe esbozó otros tres escenarios posibles: una Europa alemana liderada por los países acreedores; un bloque de la moneda tecnocrático dirigido por burócratas de Bruselas y los bancos centrales; y una eurozona descentralizada más flexible. Sostuvo que todas estas alternativas eran menos viables económicamente que el federalismo fiscal – y de diferentes maneras podrían resultar igual de polémicas. Algunos funcionarios europeos han llegado a conclusiones similares.

En una entrevista con el Financial Times el mes pasado, Pier Carlo Padoan, ministro de Finanzas de Italia, sostenía que la eurozona debe responder a la crisis griega moviéndose hacia la unión política. “Para tener una unión económica y monetaria en toda regla, es necesario una unión fiscal y se necesita una política fiscal”, dijo Padoan. “Y esta política fiscal debe responder a un parlamento, y este parlamento debe ser elegido. De lo contrario no hay rendición de cuentas “.

Esa forma de hablar sonará a muchos políticos, especialmente entre los partidos populistas anti-euro y euroescépticos británicos, como una cosa de locos. Necesitamos menos Europa, argumentan, no más. Ponen de relieve las profundas diferencias entre los EE.UU. y Europa, argumentando que es imposible forjar unos Estados Unidos de Europa a partir de tan diversas naciones cuando no hay apoyo popular para hacerlo.

Pero hay muchos tipos de federalismo, y muchos caminos hacia un destino. Utilizando cualquier indicador – político, económico, social, religioso, étnico – la India es más diversa que la zona euro y, sin embargo, sigue estando cohesionada por una idea común. Su federalismo ha servido a menudo como una fórmula de mediación de las diferencias en lugar de un modo de exacerbarlas.
Se requerirá un esfuerzo hercúleo de persuasión. Pero si quieren que el bloque de la moneda común sobreviva, los políticos de la zona euro deben llevar a los votantes la idea de que un federalismo flexible sigue siendo la opción menos mala.

Traducción de Francesc Trillas