Opinión

La vieja ficción de la excepcionalidad de los pueblos escogidos parece regresar como fe común, y naturalmente retoma los instrumentos clásicos del nacionalismo. Fueron los españoles los que hicieron una transición pactista y descamisada, cobarde y apocada, y hemos sido nosotros, los catalanes, las víctimas de un proceso de chapuzas resignadamente toleradas. “Oportunidad ideal” (“El País”, 24 de julio de 2014).