¿Puede ser un momento en el que los partidos de izquierda compartan, desde su independencia, el mismo o similar cartapacio de reivindicaciones que los de la población asalariada?
El Primero de Mayo está a la vuelta de la esquina. Me pregunto: ¿Puede ser un momento de mayor movilización contra los efectos devastadores de la crisis? ¿Puede ser un momento donde unitariamente se concrete, más todavía, en las calles y plazas de nuestro país la indignación organizada de millones de personas? ¿puede ser un momento en el que los partidos de izquierda compartan, desde su independencia, el mismo o similar cartapacio de reivindicaciones que los de la población asalariada? ¿Puede ser un momento donde ese inmenso conjunto asalariado respalde activamente a los sindicatos? ¿Puede ser un momento en el que el ejercicio de la movilización no quede circunscrito a las ciudades más importantes y se extienda a todos los pueblos donde hay un campanario?
El Primero de Mayo está a la vuelta de la esquina. ¿Puede ser un momento en el que los sindicatos diseñen formas nuevas multitudinarias de movilización que expresen que, en el terreno del conflicto social, también hay un proceso de renovación?
El Primero de Mayo está a la vuelta de la esquina. ¿Puede ser un momento en que los trabajadores de toda condición –sexo y edad, con o sin trabajo, jubilados y pensionistas sean conscientes de que hay que darle un giro potente, política y socialmente, al actual estado de cosas? ¿Puede ser un momento donde, al menos ese día, se aparque el pesimismo allá donde se encuentre?
Proponérselo es una primera condición para que pueda ser.