ActividadesGeneralNoticias

Con la sala del Cine Sant Cugat casi llena se proyectó el documental, en un acto organizado por Federalistes d’Esquerres de Sant Cugat.
Rosa Botella i Jesús-Àngel Prieto, realizadores de esta propuesta cinematográfica, presentaron la sesión, recordando aquellos cine-foros que en la década de los 70 tanto proliferaron.
Rosa Botella contextualizó como el año 2018 preguntarse si el proceso afectaba el ámbito emocional entre las personas, provocaba incomodidades, y donde el mismo presidente Quim Torra negaba ninguna rotura, afirmando que éramos “una sociedad que debate apasionadamente, como cualquier sociedad mediterránea.”
Surgió entonces, por parte de los autores, la posibilidad de entrevistar a personas de diferente espectro social, político, territorial… preguntando si el proceso se los había impactado emocionalmente, tanto en el ámbito íntimo como relacional. Y “Ferida oberta” ha sido el resultado, todo enmarcado en una realización audiovisual extremadamente cuidadosa con los entrevistados, y que deja respirar las diferentes intervenciones para que los espectadores puedan valorar tranquilamente esta exposición de sentimientos y afecciones.
Jesús-Àngel Prieto recordó que este documental había hecho un preestreno en el Cine Maldà el 31 de enero del 2020 (y que había dejado a una parte importante de los espectadores fuera de la sala), y que estaba previsto su estreno oficial a los Cines
Girona el 25 de marzo… pero todo se paró con la pandemia. Durante el actual mes de diciembre estará disponible a Filmin.
A posteriori de la proyección, el debate fue iniciado por Marina Subirats, catedrática eméritade Sociología de la UAB, y Marcel Coderch, doctor ingeniero en Informática y Telecomunicaciones por el MIT.
Marina se mostró interesada a dar por cercado este proceso de independencia unilateral, y abierta a resolver los problemas urgentes, dejando por otra ocasión el debate secesionista. Por su parte Marcel se mostró absolutamente partidario de convocar un referéndum vinculante y acatar su resultado, indicando claramente ser partidario de no querer pertenecer en España.
El público participó activamente: una primera intervención agradeció la proyección del documental porque lo había ayudado a revivir aquellos años y sedimentar emociones que todavía estaban latentes. Otro participante reseñó las calidades cinematográficas
de la obra. Por otro lado, otros participantes mostraron su incomodidad con el documental para entender que era parcial y que la opción independentista no estaba muy representada. El debate mostró que todavía nos queda recorrido para “buscar la empatía”, y que (como dice uno de los entrevistados al documental) “nos hacen falta muchos debates”.