EditorialGeneralOpinión

 Hace un año y medio, y después de ofrecer – sin éxito – a TV3 la posibilidad de emitir nuestro documental “FEDERAL”, y bien asesorados jurídicamente, Federalistes d’Esquerres reclamamos al Consejo del Audiovisual de Cataluña que TV3 venía infringiendo la propia doctrina del CAC, que ya en 2018 había establecido que la cadena pública debía mantener una cierta proporcionalidad en el conjunto de documentales de contenido político que emite.

Argumentábamos que desde el inicio del “procés”, y de manera agudizada desde el 2017, todos los documentales emitidos por Televisió de Catalunya sobre política catalana iban en una misma línea, favorable a las opciones del gobierno de la Generalitat; y ofrecíamos la existencia de FEDERAL, como demostración de que otras visiones son posibles, y como programa que podría ser emitido por la televisión pública.
(“Podría”: no pedíamos que obligatoriamente se tuviera que emitir nuestro documental, aunque esto nos llenaría de alegría; contra lo que han dicho el propio presidente del CAC e incluso algún diputado, no aspirábamos a hacer de programadores de TV3: nos limitábamos a recordar al CAC que, entre las funciones que tiene un organismo regulador independiente, está la de restablecer el equilibrio en la programación y la de arbitrar entre las diversas opiniones que la programación pueda suscitar).

El caso es que los servicios del Consell han tardado más de un año en ver los documentales políticos emitidos por TV3, en el periodo considerado y mucho más tarde, hasta la primavera de 2021, y han llegado a la conclusión de que tal vez sí había un desequilibrio.

Y el Consell lo ha ratificado, con el voto en contra de su presidente. Fiel a su tónica, el mismo día de la publicación de la resolución del Consell, TV3 emitió una entrevista con el presidente del CAC, en el que nos acusó de desinformados y de autoritarios; pero, sorpresa, no consideró interesante entrevistar a los recurrentes – nosotros.

Esto quizás explica por una pirueta argumental: el CAC no quiso mencionar nuestra denuncia, ni siquiera hacer referencia a nuestra existencia. Por ello la extraña ampliación del abanico temporal examinado (hasta la primavera de 2021, cuando nuestro recurso era de julio 2020) y por eso el extraño planteamiento de su resolución, que se presenta como un análisis del panorama documental emitido por TV3, y no como una resolución sobre una queja planteada. Por tanto, la historia no ha terminado. Seguramente los sectores dirigentes del CAC y de TV3 consideran a Federalistes d’Esquerres como un bicho muy molesto,  una gente que habla catalán, que no son fachas y que, cosa extraña, no son independentistas.
Nuestra existencia, lo que hacemos y lo que decimos, no encaja en su visión del mundo y, por tanto, se nos debe dejar de lado. Ni en sus informativos, ni en las tertulias, ni en los programas de fondo se debe prestar ninguna atención a una voz independiente, crítica y en sintonía con la preferencia federalista expresada por una cuarta parte de los ciudadanos de Cataluña, según las encuestas del CEO.

La resolución del CAC nos da razón, pero el filtrado del informe que le rodea o el mero hecho de ocultar nuestra existencia y nuestra argumentación muestran una intencionalidad clara. Sabe mal, pero se equivocan, como se está equivocando el mundo independentista. La creencia de que todo lo que hay en Cataluña es suyo y que sólo ellos tienen derecho a hablar se ve, día tras día, desmentida por los hechos, y lo es de manera creciente.

CAC, toma nota: no hemos terminado.