«No hace falta disponer de ningún sensor de precisión para detectar el grado de profunda decepción que está experimentando la ciudadanía ante la forma en la que muchos responsables políticos se están desenvolviendo en la situación actual. Hablo de decepción y no de sorpresa porque en parte el problema consiste en que los ciudadanos continúan escuchando de una proporción importante de sus representantes el mismo tono tremendista y apocalíptico que ya escuchaban antes de que estallara todo esto, lo que resta prácticamente cualquier credibilidad a unas manifestaciones que han terminado por revelarse como de paso universal y que se utilizan sea cual sea el contexto, pase lo que pase.»
Desencanto sin alternativa (Infolibre, 28 de junio de 2020)