«Dicen que de esta vamos a salir cambiados, que esta pandemia nos humanizará y nos hará ver lo vulnerables que somos. Viendo las imágenes no parece que vaya a ser así. Señoras con gabardinas de lujo pidiendo libertad y señoras ataviadas con su única vestimenta pidiendo comida. A las primeras les molestan las segundas, excepto si les limpian sus cocinas, cuidan de sus hijos y viven lejos de sus barrios. A las segundas no les molesta la existencia de esas “defensoras de la libertad”. De alguna manera les pueden dar de comer. Un círculo vicioso. La perpetuación de la caridad. Aun así, las ricas y los ricos preferirían la erradicación de la pobreza de un plumazo, sin ingresos mínimos vitales ni ayudas varias y mucho menos con impuestos a las rentas más altas. ¿Para qué? Dirían ellos. Los pobres van a ser pobres toda la vida. Nacieron para ser pobres, porque lo de que “la escuela perpetúa las clases sociales” no es un invento comunista, es la pura realidad. Entonces, dejemos a los pobres en su estado, en paz, en la paz del Señor. Hasta la Iglesia (no así el Papa) ha tomado partido por los y las guaperas acaudalados. A los pobres, ni agua.»
Sobran los pobres (isabadell, 16 de mayo de 2020)