Espacio Opinión

De todos es conocido, que el cuerpo habla, incluso mucho más que lo que puede expresar la palabra. La sinergología o comportamiento no verbal (a partir de ahora CNV)  ha sido a lo largo de los tiempos un elemento clave en la comunicación humana (natural como la de Kennedy o impostada como la de Hitler). El cuerpo, sus gestos, el rostro y hasta el tono de voz, facilitan una información que mostramos inconscientemente a los demás dando datos de nuestra personalidad y/o sobre nuestro estado de ánimo.
Tras 25 años de explicar
CNV en mis cursos sobre Psicología de la Negociación y después de esta pandemia que nos cambia la vida, aplazo esta docencia, pues a partir de ahora el CNV quedara velado por la incorporación universal de un adminiculo facial para evitar el contagio del virus que nos asola, y que nos dejara prácticamente irreconocibles ante los demás. Me refiero a “la mascarilla”, trozo de tela para la zona bucal y que utilizan preferentemente; cirujanos y asiáticos “escrupulosos”, pero que hoy persigue toda la humanidad. Volviendo al CNV, el caso es que;  “tocar al otro”, ya sea por: formalidad diplomática (apretón de manos, dominante o no) / por necesidad vital (nos tocamos poco) /o por que deseamos que nos den la razón  (hay quien toca repetidamente al otro mientras habla) es una costumbre difícil de inhibir. Los que se adaptaran más fácilmente a la mascarilla serán los hipocondríacos, y los aquejados de TOC, Trastorno obsesivo compulsivo (genial Jack Nicholson en “Mejor.. imposible”).
En ellos la prevención corporal forma parte de su problema, pero al resto nos costara. Muchas acciones corporales van a perderse, por ejemplo; las de urbanidad, –
estrechamiento de manos – de buena voluntad,-abrazos gratis en parques y avenidas–  o porque es mi empleo – funcionarios japoneses con guantes blancos “enlatando” a viajeros del metro para cerrar puertas -. Algunas fórmulas encontraran sustitución incluso hasta más higiénica y respetuosa como el adaptar el apretón de manos a la costumbre japonesa de una leve inclinación, manos “en posición de plegaria”.
La máscara como embozo ha sido utilizada por maleantes (Darth Vader entre otros..) para ocultar su rostro, pero también una máscara estática, ha sido objeto de culto en las artes escénicas para transmitir en relatos,  actitudes y sentimientos. Mientras que esta pandemia no remita, mejor centrarme en las consecuencias sociológicas de esta interrupción  abrupta del CNV. Mi hipótesis; intuyo que las personas, al tener que moverse socialmente con un embozo tipo “bandolero del oeste”, van a desarrollar comportamientos compensatorios de humanidad. De momento ya me he encontrado con una payasa usando mascarilla con varias posiciones emocionales, también  la propia Mona Lisa, con mascarilla, después de haberse cortado el cabello ella misma pues se encuentra como todos “confinada”.
Ya hay
mascarillas que dejan un recuadro plastificado, pero transparente, a la altura de los labios para que podamos ver la boca y sus innumerables gestos de CNV desde la sonrisa, hasta la risa franca, pasando por la mueca de disgusto, o enfado.
Después de ver los ribetes de colores con que una comunidad está adornando
las mascarillas infantiles que sus hijos van a utilizar cuando salgan  en su hora de paseo, me atrevería incluso a pronosticar que la moda de la mascarilla está a punto de hacer su aparición este verano en las pasarelas virtuales de los modistos más renombrados, en clave de “alto “ diseño, con las más variadas estampas, vistosos colores y excepcionales telas de dibujos alegóricos y es que los humanos salvo excepciones, lo somos de verdad, y nuestra capacidad de resiliencia y recuperación de “roturas” y perdidas, es extraordinaria y digna de poder contar con un nuevo sistema económico y de vida que preserve nuestra capacidad de sobreponernos a futuros desastres, que mejor si son menos apocalípticos que este.  Barcelona. Abril 2020.

Ricardo Cayuela Dalmau
Director de Staff & Nexe
Coordinador Grupo Psicología económica SPOT COPC
Miembro de Federalistas de Izquierda
Vicedecano del Colegio de Psicología de Cataluña 2010-2018.