«La cerrazón, la marcha atrás, el retraso en la revisión del texto constitucional por temor a Vox o a los independentistas es un error porque la mejor defensa de la Constitución es su reforma. En cuatro décadas, no se ha tocado ni una coma de los capítulos más importantes de la Carta Magna y los únicos retoques se han limitado a cuestiones menores, excepto la modificación del artículo 135 para dar prioridad al pago de la deuda exterior durante la crisis financiera. Contrasta este miedo a los cambios con lo que ocurre en otros países. En Francia, por ejemplo, la Constitución de 1958 se ha reformado en 25 ocasiones.
Es cierto que la situación política, dominada por la polarización y en enfrentamiento, no favorece la reforma constitucional, pero la revisión es imprescindible para abordar muchas cuestiones pendientes, entre ellas la solución del problema catalán. En cualquier caso, y pese a las dificultades que conlleva, es mucho peor el inmovilismo que la reforma.»
La mejor defensa de la Constitución es reformarla (Crónica Global, 8 de diciembre de 2019)