«Hay que reconocerlo, el federalismo cotiza poco en las pasarelas de los nacionalismos sexis. La independencia de Catalunya o una España centralizada no deja de ser el mismo sueño húmedo. Conseguir el Estado top model para uso y disfrute en exclusiva de sus admiradores. Frente al ánimo de conquista, el federalismo aboga por compartir. Por integrar identidades múltiples no solo desde la tolerancia, también desde la generosidad y la admiración. Por abandonar la lógica de la batalla, por dejar atrás esa visión de poder que desprecia a todo aquel que no comulga con las propias ideas o solo se acerca al adversario para fagocitarlo. Una España acogedora y diversa, al servicio del bienestar y el respeto de todos. Demasiado trabajo, demasiado peso para la política de la ligereza.»
Los donuts (El Periódico, 31 de octubre de 2019)