«A pesar de los grandes titulares de estos días, la sentencia no es ni el principio ni el fin del conflicto político y social que atraviesa Cataluña, que seguramente tardará años en resolverse. Representa probablemente un punto de inflexión que puede significar que la situación se enquiste y se integre en la normalidad o que podamos avanzar hacia una nueva etapa en que seamos capaces de sentarnos en una mesa reconociendo que nadie está en posesión de una verdad revelada.
La solución a la crisis política no llegará con discursos grandilocuentes ni rotundos ni con reacciones descontroladas, sino en la medida que seamos capaces de ver la parte de razón que puede tener el otro haciendo uso de los beneficios de la duda y asumiendo que tendremos que ceder en nuestras posiciones para encontrar una forma de vivir juntos sin agredirnos.»
La sentencia está aquí (Crónica Global, 16 de octubre de 2019)