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«Si la operación que se inició con un gran despliegue retórico con las leyes de desconexión conducía por definición a la salida unilateral, ¿se pensó de partida en estos términos? Si este traumático desenlace no se produjo, guste más o guste menos, fue por una razón muy sencilla: no era suficiente la retórica para irse, hacía falta algo más. Se podría formular de otra forma: no era suficiente convertir agravios reales o magnificados en mayoría parlamentaria escasa y social incierta, hacía falta algo más. Y, en segundo lugar, no basta con movilizar una y otra vez a los propios partidarios sin tener en cuenta a la otra mitad de la sociedad.»

Cosas no dichas (El País, 29 de agosto de 2019)