«En un mundo que parece estar configurándose en grandes bloques, con una Europa plagada de dudas y reticencias sobre su futuro, no parece este un momento favorable para que una Catalunya independiente emprenda una navegación en solitario. Nuestra historia, por otra parte, muestra a cada paso cuán frágil resulta un modelo que tolere mal la diversidad. Lo que es cierto dentro de Catalunya –y que haría ingobernable una Catalunya independiente– lo es también para España. Estamos condenados a un régimen descentralizado, el único que permite transformar las tensiones internas en impulsos de progreso. La unidad de España habrá de ser así, eludiendo el falso dilema que nos han planteado. Una navegación hacia lo desconocido, sí, pero preferible a la unidad que uno intuye detrás de muchos vivas a España: la de una España en la que muchos hemos vivido. Una, pero ni grande ni libre.»
Un falso dilema (La Vanguardia, 7 de mayo de 2019)