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«El Gobierno que, democráticamente, resulte elegido se enfrenta a grandes retos. Deseo destacar dos de ellos. Los que afectan a los ciudadanos más carentes de la cobertura de sus necesidades y derechos básicos, y los procedentes de otros países porque en los suyos de origen padecen toda clase de privaciones derivadas de guerras, dictaduras y pobreza.

Ante todos ellos, el Gobierno está más obligado que nunca a cumplir el mandato constitucional de “remover los obstáculos”, hoy patentes, para que, respecto de ellos “la igualdad y la libertad” sean “reales y efectivas”. Mandato que, tras 40 años de Constitución continúa sin cumplirse en sus estrictos términos (Art. 9.2).»

El nuevo Gobierno, ante la precariedad y el desarraigo (Crónica Global, 3 de abril de 2019)