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«La fuerza electoral y parlamentaria del independentismo es evidente, ronda el 40% del censo. Pero tan notable es dicha fuerza como la tendencia a sobreestimarla. Solo un 0,3% de los declarados secesionistas percibe el porcentaje real de los partidarios de la independencia, según este estudio. El resto cree que su posición social y política es mucho más abrumadora de lo que dicen los números y así lo viven. Lo más extraordinario es que los unionistas se han contagiado de esta distorsión y ellos también la comparten, por eso van por el mundo con cara de derrotados. Los unionistas quedan retratados como mucho más confundidos, cansados, asustados y desilusionados que los secesionistas; ambos grupos solo empatan cuando se confiesan enrabietados, se supone que los unos con los otros y con la situación en general.»

La fuerza de la distorsión (El Periódico, 28 de marzo de 2019)