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«Todo mito se inicia con una situación idílica, de independencia, gloria y felicidad. Es lo lógico, pues nuestro territorio es incomparablemente más hermoso y feraz que ningún otro (por si acaso, no viajemos demasiado para comprobarlo) y nuestras costumbres y cualidades morales igualmente superiores a las demás. De ahí que nuestros ancestros vivieran, en el origen de los tiempos, libres y felices, hasta que asomaron su nariz los perversos vecinos, envidiosos de nuestros tesoros. Y se produjo así la Caída, de la salida del paraíso, que inició la segunda fase, de decadencia, opresión, desigualdad, injusticia y sufrimiento; o sea, el mundo que conocemos. Pero no os angustiéis, pequeños míos, porque ese mundo terminará el día en que, convencidos de lo intolerable de la situación, actuemos todos unidos y recuperemos el paraíso perdido.»

La Reconquista (El País, 27 de enero de 2019)