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«Como todos los programas anti-corrupción, no será fácil erradicar el fraude y el robo en el fútbol y otros aspectos de su lado oscuro. Pero vale la pena intentarlo. Hay que aprovechar el impulso de las investigaciones y acciones judiciales iniciadas por las autoridades de los Estados Unidos y Suiza para lanzar una campaña decisiva por la limpieza y reforma del fútbol globalizado.

Hay que desarrollar un esfuerzo global, coordinado y cultural, dada la responsabilidad del fútbol en la transmisión a las nuevas generaciones de valores y normas sociales. El apoyo al deporte femenino y la erradicación del machismo y la homofobia deben ser parte de la reforma.

En una sociedad democrática, ningún proceso de reforma puede ser factible y sostenible sin una narrativa que lo acompañe. Y a los deportistas también hay que exigirles más en este sentido.»

Más pan y mejor fútbol. (La circular, 19 de junio de 2018)