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Joan Botella explica en San Sebastián las propuestas de Federalistes d’Esquerres

Joan Botella, presidente de Federalistes d’Esquerres (FdE) ha intervenido en una charla en San Sebastián en la que ha explicado las propuestas de la formación federal y las actividades que realiza. Botella participó en un acto junto a la diputada de Izquierda Unida Isabel Salud quien sostuvo que para su formación lo social es prioritario sobre lo nacional. Botella defendió, en especial para Cataluña, una política basada en la concordia y el entendimiento frente a la confrontación. Asimismo, explicó que FdE no hace propuestas políticas concretas ya que ésa es una tarea que corresponde a los partidos.

Federalistes predica el federalismo. Una idea que tiene una presencia en los debates públicos muy por debajo de lo que representa para la mayoría de la población. La izquierda, por supuesto, es federal, dijo Botella, pero el federalismo está calando incluso entre sectores de la derecha que se han dado cuenta de que persistir en la situación actual empieza a ser contraproducente.

En el caso de Cataluña, cuyo presente definió como “un lío” y un “dislate”, la tradición de la izquierda es claramente federal hasta el punto en que, cuando Companys proclama la república catalana lo hace como “Estado catalán perteneciente a la república federal española”.

Entre la izquierda, el federalismo ha estado siempre presente, tanto en el PCE como en Izquierda Unida y en los últimos tiempos ha sido recuperado, más o menos sinceramente, por los socialistas.

¿Por qué si el federalismo es mayoritario como opción de la ciudadanía no ocupa un papel dominante en la escena política? Botella se centró en el caso catalán. Recordó que, cuando Artur Mas volvió con CiU al gobierno, apoyándose en el PP, inició una durísima política de recortes que desencadenó muchas protestas. Para contrarrestarlas, CiU se alió con movimientos independentistas radicales presentando la independencia como un camino fácil y sin costes.

Este radicalismo territorial iba acompañado de medidas antipopulares. Por ejemplo, el proyecto de reforma laboral del PP proponía admitir el despido en empresas con pérdidas pero, tras una enmienda de CiU se aprobó que se admitiera el despido ante la previsión, no ya de pérdidas, sino de una mera reducción de beneficios. En Cataluña, mientras subían las tasas universitarias y aumentaba el número de barracones en la escuela pública, se subvencionaba generosamente a las escuelas del Opus Dei que segregan a los niños por sexo. Paralelamente, los recortes en sanidad disparaban las listas de espera.

Esas medidas antisociales se tapaban con las llamadas a la patria ofendida en el llamado “procés”, espoleado desde la televisión pública y  fomentado gracias a movimientos sociales (la Asamblea Nacional Catalana). El resultado ha sido el estallido del sistema de partidos políticos en Cataluña. CiU ya no existe; los socialistas están sumidos en una profunda crisis; las formaciones a su izquierda (ICV, Esquerra Unida, Podemos) lograron vencer en las elecciones generales pero tienen serias dificultades internas. El resultado final no era previsible: un partido de derechas con discurso antinacionalista, Ciudadanos, se ha convertido en la fuerza más votada, incluso en los feudos de la izquierda obrera tradicional.

Frente a eso el federalismo avanza paso a paso. Organiza charlas en los pueblos y, para alcanzar mayor presencia, ha editado un libro y promovido un documental que explique que, para bien o para mal, la mayor parte de la población mundial vive en una organización política federal.

Y el futuro apunta en esa misma dirección porque buena parte de los problemas de hoy, desde los derivados de los movimientos migratorios hasta las tensiones bélicas o los vinculados a los procesos de globalización económica, superan el ámbito de las fronteras. “Vamos hacia unidades territoriales más amplias. Dentro de un tiempo, las fronteras serán sólo una línea dibujada en un papel y perderán toda relevancia”.

Explicar ese futuro en el que no pocos confían es la función de Federalistes d’Esquerres, a la vez que se promueve el movimiento federal en toda España. En la actualidad hay ya agrupaciones en Aragón y Andalucía y están gestándose otras en Madrid, Cantabria y Castilla-León y la Comunidad Valenciana.

Un movimiento suprapartidista que promueve reformas paulatinas para no inmovilizarnos a la espera de una reforma que, por mucho que se presente como solución definitiva no lo es, ni tiene un horizonte claro.