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Una semana más, la política en Cataluña ha quedado supeditada a un único objetivo: la posible investidura de Carles Puigdemont y las infinitas modalidades –telemática, delegada, efectiva, simbólica– que nos dicen que podría adoptar. Mientras discutimos las últimas novedades del procés, los grandes problemas de la ciudadanía siguen allí: las listas de espera, los efectos de los recortes en salud y educación, la precariedad laboral, el deterioro de la economía, la falta de acceso a una vivienda digna. Cuestiones que no encontrarán solución si Cataluña sigue sin gobierno. «Cataluña necesita gobierno» (Crónica Global, 2 de febrero de 2017)