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Declararon la República, aplaudieron y se fueron de fin de semana. No se tomaron siquiera la molestia de salir al balcón de la plaza Sant Jaume. Era viernes por la tarde, se ve que tenían prisa. Tenían de todo: coche oficial, segunda residencia, sueldo público… pero los pobres se aburrían. Montaron el proceso para vivir peligrosamente un rato. El viernes, se le agotaron las pilas al juguete. «La frikipública de los pijoprogres» (La Vanguardia, 2 de noviembre de 2017)