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Si los dos millones de seres humanos que en Cataluña han salido a la calle por la independencia se hubieran unido para enfrentarse a la desigualdad y a la pobreza, habrían provocado en el mundo y en el resto del Estado una cantidad tal de adhesiones que España sería hoy un modelo de progresismo. Nos hallaríamos de golpe en la vanguardia de un movimiento imparable de trabajadores que cumplirían el viejo sueño del internacionalismo obrero. «El cocido» (El País, 24 de noviembre de 2017)