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Es desconcertante ver a los independistas exigir respeto a la mayoría «externa» cuando ellos mismos son incapaces de demostrarlo cuando ejercen de mayoría «interna». Yo no estoy seguro de que algunas cosas que se han roto en Cataluña estos últimos años se puedan arreglar, pero de lo que sí estoy seguro es de que un referéndum, sea o no de secesión, no es democrático por sí mismo. Es la manera en que se desarrolla el proceso político, que debe estar permeado por valores democráticos y que desemboca en esa votación binaria, lo que en todo caso permite decir que se trata de un referéndum democrático.

Pau Luque lo escribe en «La protección de las minorías» (‘El País’, 9 de agosto de 2017).