En los últimos tiempos estamos escuchando que diversos representantes del mundo soberanista se autoproclaman representantes de la radicalidad democrática dejando al resto de los ciudadanos y ciudadanas que deseamos una solución diferente y federal para los problemas de nuestro país en un estado de indefensión política además de contribuir a la ceremonia de la confusión.
¿Que significa ser radical? La palabra radical significa que va a la raíz, a las bases profundas de los problemas, para encontrarles una solución. No significa usar extremismos foráneos o expresarse de forma agresiva y con violencia, aunque sólo sea verbal. La radicalidad se expresa con el contenido del discurso y con las acciones que se proponen. Precisamente y dado que los extremos se tocan, muchos de los que se llenan la boca creyéndose radicales, al querer realizar un referéndum impostor, acaban haciendo el juego a los que se autodefinen como radicales de derecha que no quieren cambiar ni una coma de la Constitución que no votaron en su momento.
¿Qué significa la democracia? Como ha escrito Amartya Sen (premio Nobel de Economía), la democracia más allá de la representación política y del respeto a las reglas de la mayoría, implica la protección de las libertades y los derechos de la ciudadanía. Tanto los derechos civiles y políticos como los sociales.
Por lo tanto, una persona que demande la radicalidad democrática debería defender los derechos civiles, políticos y sociales de toda la ciudadanía atendiendo a la pluralidad de la misma. Como decía Pi i Margall, atendiendo a la negociación y alejándose de la imposición.
La paradoja está en que precisamente los que se dicen demócratas y representantes del pueblo, del que alegan tener un mandato, son los que lo representan parcialmente, ya que no han observado que les fallan sus propias raíces. No representan a la mayoría de la ciudadanía de Catalunya que fue a votar en las últimas elecciones. Los escaños no son proporcionales a los votos ya que en Catalunya no tenemos ley electoral propia y nos basamos desde hace más de 30 años, en una ley que depende de la legislación española vigente cuando se aprobó el segundo Estatut. Aunque se llenen la boca de repetir que son los representantes de la mayoría, se basan en una ley electoral inexistente que prolonga las desigualdades en proporcionalidad de la legislación española de las que se quieren separar.
Un referéndum impuesto de forma unilateral, por una mayoría parlamentaria pero no social, es un grave atentado a la democracia radical. Igual que también lo es imponer la pared de ausencia de negociación por parte del Gobierno del PP. Dos extremismos sin raíces realmente democráticas, atentan contra la riqueza de la democracia.
Los federales debemos aclarar la confusión precisamente en defensa de la calidad de nuestra democracia y de los derechos sociales de los ciudadanos y ciudadanas de Catalunya. Si no hemos sido capaces de darnos una ley electoral propia por que han prevalecido los intereses partidistas frente a los de calidad de nuestra democracia, se debe abrir claramente el camino de la reflexión y el debate, y no las argucias disfrazadas de maniobras astutas, con las que se quiere imponer un referéndum unilateral, sin censo y sin normas, travestido de acto democrático.
La profundización de nuestro autogobierno absolutamente necesaria e imprescindible, con el desarrollo del Estatut vigente y con la creación de formas legales de gobierno compartido, se debe basar en el cambio de la Constitución federal, que tenga en cuenta el derecho a la diferencia de lenguas, pero al mismo tiempo promueva el trabajo digno y respetuoso con los trabajadores y trabajadoras, y con el medio ambiente, una democracia representativa proporcional ( cada persona un voto), con aumento de la responsabilidad individual y colectiva, que vele por la transparencia de la función pública y consiga la abolición de todo tipo de corrupción.
Es la propuesta de los radicalmente demócratas federales, que exigimos también un respeto a las posiciones diferentes. La democracia se basa en la no-exclusión del diferente y en permitir la convivencia de la diversidad. Catalunya ha sido siempre diversa y emprendedora, y aunque algunos pretendan (sin ninguna demostración) que la riqueza nace al establecer muros y separaciones, es más potente la fuerza de las alianzas creativas y las emociones compartidas. La pasión federal crea puentes y rompe muros. Genera riqueza y no es victimista. Dentro de un marco Europeo que confluirá en una Federación, los radicalmente federales lo somos a tiempo completo. En España y en Europa. Tan solo nos duele que se engañe a la población con medias palabras y afirmaciones falaces. Estamos por la claridad en las leyes, en las elecciones y en los debates. Y vamos a continuar defendiendo la democracia desde nuestras posiciones radicalmente federales.