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La coalición Junts pel Sí se presentó a unas elecciones autonómicas que dicha coalición calificó como plebiscitarias sosteniendo que el referéndum era ya una pantalla superada y que, de ganarlas, el Parlament resultante se pondría inmediatamente a la tarea de elaborar una constitución catalana que, eso sí, quedaría ratificada en referéndum. Pues bien, hete aquí que, sin mediar la menor explicación a los votantes, la derrota en el plebiscito se transformó en victoria, y por si ello fuera poco, se dijo que el supuesto mandato era para llevar a cabo ese referéndum que se había estado rechazando a lo largo de la campaña. ¿Dónde se ha visto una hoja de ruta cuyo recorrido cambie constantemente?

“No hay democracia sin claridad” (Tinta Libre, julio-agosto de 2017)