ActualidadOpinión

No hay plan B. Ni A. Es decir, que detrás de la palabra referéndum no existe la logística, la organización, el trabajo realizado para un referéndum. Y hay mucho nerviosismo. Es dudoso que el govern pueda organizar un referéndum que carece de todos sus ingredientes. Las urnas son lo de menos. Se puede introducir el voto en una caja de zapatos. Pero no sin censo y otros cacharros, como, por ejemplo, la Junta Electoral. No es moco de pavo. Integra funcionarios king-size, como jueces, notarios, registradores, secretarios municipales, Y entre 4.000 y 5.500 funcionarios. Aún así, ¿el Govern va en serio? Si eso es así, ¿cómo lo podremos saber? «Políticos al borde de un ataque de nervios» (CTXT, 9 de junio de 2017)