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Editorial Federalistes d’Esquerres, 5 de marzo de 2017.- Ni democracia, ni legalidad, ni siquiera la propia legalidad catalana (como ha puesto en relieve el propio Consejo de Garantías Estatutarias); el proyecto de JxS no es el del choque con el Estado español, sino el del choque interno, el de la división y el enfrentamiento contra la voluntad expresada por la mayoría de la ciudadanía de Cataluña

Los defensores honrados del «derecho a decidir» (que los hay, y no son pocos) lo entienden así: un referéndum acordado, disputado en condiciones equitativas (campaña, supervisión, propaganda…) y con un acuerdo para negociar de buena fe la aplicación de sus resultados, sean cuales sean. Esto es lo que da a un referéndum de estas características un carácter vinculante. Y es lo que fueron los casos de Québec o de Escocia. Esta es una opción democrática legítima, al igual que lo son otras formulaciones que respeten el principio democrático y de legalidad.

Lo que preparan ahora Juntos Por Sí y la CUP no es eso. El esquema es: hay un proyecto de ley de «desconexión», elaborado clandestinamente, fuera del Parlamento. Un día cualquiera, un diputado pedirá la incorporación de un nuevo punto en el orden del día de la sesión parlamentaria: sin haber pasado por ninguna comisión, sin enmiendas, sin debate público, se aprobará la ley; hecha la ley, se procederá a realizar el referéndum. Y si en ese momento se intenta impedir el referéndum pseudo-legal, estallará una crisis de dimensiones fenomenales.

La idea es coger a todos por sorpresa y generar por la fuerza un nuevo estado de cosas antes del referéndum, y no después del referéndum. No es demasiado diferente de lo que ocurrió en Ucrania en 2014: dos territorios controlados por fuerzas armadas locales (Donetsk y Lugansk), se convocaron sendos referéndums de independencia; con una participación de alrededor del 80%, que fue considerada por las correspondientes autoridades como «una maravillosa sorpresa», el resultado de los respectivos referendos condujo a la proclamación de dos repúblicas independientes.

Ni democracia, ni legalidad, ni siquiera la propia legalidad catalana (como ha puesto de relieve el propio Consejo de Garantías Estatutarias); el proyecto de JxS no es el del choque con el Estado español, sino el del choque interno, el de la división y el enfrentamiento contra la voluntad expresada por la mayoría de la ciudadanía de Cataluña.

En la cultura jurídica romana, se establecía que para acreditar la «buena fe» de una actuación humana se debían dar tres requisitos: no obrar por la fuerza, no engañar y no actuar a escondidas. El gobierno de JxS, hoy, no cumple ninguna de las tres condiciones.

Federalistes d’Esquerres, 5 de marzo de 2017