El Estado-nación ya no es capaz de hacer frente a los retos actuales y que solo en la búsqueda del interés común se podrá gobernar el actual proceso de mundialización acelerada y evitar o paliar los sangrientos choques de antaño. Superado el colonialismo, el imperialismo clásico, la lógica de la revolución industrial, con sus sucesivas competiciones en pro de las hegemonías nacionales, estamos entrando en un estadio civilizatorio en el que si somos capaces de introducir la lógica del bienestar compartido y sostenible podrá ser mejor que los anteriores. En el fondo, se trataría de completar la cultura de un racionalismo individual que hunde sus raíces en la Ilustración con una cultura del racionalismo de lo común, en principio favorecido por la informatización y la conectividad. «Ruta de la seda: ¿otra globalización?» (El Periodico, 11 de febrero de 2017)