No habrá en España un sistema completamente respetuoso de los derechos humanos mientras aquellas víctimas no hayan sido plenamente reparadas. Y ello será difícil ante los miedos y la benevolencia con que las instituciones se enfrentan a la dictadura. Actitud que no fue superada, como era exigible, con la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica. Es inaplazable que el Tribunal Supremo proceda a la reconversión de tal monumento, imponiendo el traslado de los restos de Franco y Primo de Rivera, y transformarlo, como ahora se pretende, en un espacio de memoria “donde las víctimas de la guerra civil y la dictadura y sus familiares, así como la sociedad en su conjunto, puedan ejercitar su derecho a la Verdad y a la Reparación”. «¿El fin del Valle de los Caídos?» (eldiario.es, 26 de febrero de 2017)