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Por supuesto que en Cataluña aún hay gente apegada a una concepción étnica, cultural y lingüística del independentismo; la ha habido desde hace más de un siglo, y la seguirá habiendo. Lo nuevo, lo que ha provocado la crisis actual, es que a los independentistas de siempre se han sumado otros que no comparten esa anticuada visión de las cosas: para ellos, la independencia no es una cuestión primordialmente identitaria, sino económica y política. «La úlcera catalana» (El País, 4 de diciembre de 2016)