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Con total impasibilidad, Rajoy ha estado dispuesto a nombrar a su amigo José Manuel Soria alto directivo en el Banco Mundial y ha enviado a su amiga Ana Mato, afectada por el caso Gürtel, como asesora en Bruselas. Mantiene sin inmutarse a Jorge Fernández como ministro del Interior, pese a tener constancia de que prepara operaciones policiales encubiertas contra potenciales adversarios políticos; observa cómo progresa en los tribunales la acusación de que su partido (dirigido por él mismo durante más de 20 años) se ha lucrado con comisiones y ha financiado ilegalmente campañas electorales, y en ningún momento ha albergado la menor intención de dar explicaciones. «¿Por qué se ponen tan trágicos?» (El País, 16 de octubre de 2016)