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Cada vez es más fuerte la voz de los que cuestionan el principio mismo de una Europa unida. El fantasma de la ruptura atemoriza a Europa y la visión de una federación no parece la mejor respuesta al problema. Pero es muy probable también que sin una reforma política y una mayor integración política, el statu quo existente en Europa tampoco pueda ser viable. La esperanza de una unificación política inminente de la UE podría considerarse “utópica” pero también lo es la creencia de que el actual status quo pueda sobrevivir sin una mayor integración política (por Yiannis Kitromilides para Social Europe. Traducción y edición: Aida López y Beatriz Silva)

Después del shock ‘ sísmico ‘ de ‘ Brexit ‘ se está reconsiderando en la UE el futuro rumbo que podrían emprender los restantes 27 estados miembros. Hay tres posibilidades : «más Europa» , «menos Europa » o » seguir como siempre». Donald Tusk, el presidente del Consejo Europeo, no alberga duda alguna sobre el futuro rumbo que no debe emprender la UE. En un reciente discurso arguyó que con el fin de evitar el segundo escenario, la UE no debe intentar el primero.

Tusk tiene razón, no cabe duda, en afirmar que la aspiración de «una unión cada vez más estrecha entre los pueblos de Europa», expresada en la frase inicial del Tratado de Roma en 1957, y repetida posteriormente en todos los tratados importantes de la UE, carece de amplio apoyo popular en la UE. Generalmente se cree que la expresión “una unión cada vez más estrecha» alude no sólo a una mayor integración económica, sino también a una mayor integración política en Europa, lo cual finalmente podría suponer la creación de un estado paneuropeo “ supranacional  . Esta posibilidad, según Tusk, es una aspiración “utópica “, que convendría que los líderes políticos de la UE rebajen a fin de evitar una desconexión aún mayor con la mayoría de los ciudadanos de a pie, una desconexión que podría conducir finalmente al desmembramiento de la UE.

El diagnóstico de que el público general de la UE todavía no está preparado para la creación de unos Estados Unidos de Europa no es nuevo. Efectivamente, desde un principio los líderes políticos europeos eran conscientes de que su visión de una Europa políticamente unida y federal no suscitaba un amplio apoyo popular; de manera que la idea nunca fue objeto de debate serio ni fue promovida abiertamente ni tampoco se buscó directamente el mandato popular para lo que ha llegado a conocerse como el “proyecto europeo”, a pesar de que sí que se buscó cierto consentimiento parcial en los referendos del 2005 sobre la Constitución Europea.

Dicha situación ha creado con el tiempo una especie de «círculo vicioso» consistente en que no se producía un debate serio sobre la creación de un sistema político federal en Europa porque la idea era impopular; y la idea continuó siendo impopular, en parte, porque seguía sin producirse un debate serio sobre el tema. La impopularidad de una Europa unida políticamente se ha convertido en una profecía autocumplida. El hecho de que el ideal federalista era / es impopular no ha impedido que los líderes políticos y los políticos en la UE crearan lentamente y de manera progresiva una estructura federal implícita. Esta transformación de Europa se llevó a cabo sin ningún tipo de consentimiento popular directo (aparte de esos referendos ) y sin ninguna indicación clara sobre cuándo y cómo esta estructura federalista implícita iba convertirse en explicíta o en una unión política completa.

Este proceso, sin embargo, no fue necesariamente antidemocrático. Fue un ejemplo de democracia indirecta mediante la cual los líderes políticos elegidos democráticamente de los Estados-nación soberanos de la UE recurrieron a la toma de decisiones intergubernamental para crear el actual status quo que, en principio, puede ser revertido mediante el mismo proceso.

El peligro que Tusk identifica es que los partidos proeuropeos podrían perder las elecciones, lo cual, a su vez, podría conducir a la desintegración de la Unión Europea desde dentro en el caso de que un número significativo de gobiernos euroescépticos salieran elegidos. Los líderes políticos europeos, por lo tanto, pueden evitar la desintegración de la UE consiguiendo mayor sintonía con sus electores y rechazando la «utopía» de una Europa federal políticamente unida, » una utopía de Europa sin estados-nación, una utopía de Europa sin intereses y ambiciones encontradas, una utopía de una Europa imponiendo sus propios valores al mundo exterior, una utopía de una unidad euro-asiática » .

Perseguir esta «utopía» de una Europa federal, por lo tanto, podría ser no sólo inútil sino también contraproducente según ese punto de vista. Sin embargo, lo que hay que tener en cuenta según esa línea de pensamiento, es la muy probable posibilidad de que sin una reforma política y una mayor integración política, el statu quo existente en Europa tampoco pueda ser viable. La esperanza de una unificación política inminente de la UE podría considerarse “utópica”; pero también lo es la creencia de que el actual status quo pueda sobrevivir sin una mayor integración política. Históricamente, nunca ha habido una unión económica y monetaria duradera y que coseche importantes éxitos sin una unión política: una unión incluso más estrecha resulta, por consiguiente, tan impopular como necesaria.

Es tentador restar importancia al futuro de una mayor integración política por temor a reforzar las fuerzas centrífugas de Europa. Tal peligro es real y no puede ser subestimado. No obstante, negarse a debatir este tema de vital importancia puede resultar igual de perjudicial, ya que sólo se presentarían los aspectos negativos de la unión política y los euroescépticos de toda Europa explotarían las debilidades evidentes de una UE no reformada.

Sin embargo, una alternativa política democrática al actual status quo político de Europa es posible. No hay ninguna «receta» precocinada de cómo ha de lograrse esto, pero la unión política es un objetivo realmente positivo que mejoraría el funcionamiento económico y democrático de la UE y garantizaría la paz y la prosperidad en la Europa del siglo XXI. El gran desafío es convencer a un público escéptico de que » una unión cada vez más estrecha» es parte de la solución y no parte del problema. Muchos de los problemas actuales que amenazan la estabilidad y la existencia misma de la UE, tales como la libre circulación de trabajadores o las transferencias o fiscales, no generarían tanta división en un sistema político federal. Pero no es el establecimiento de una federación formal en Europa sino una ‘ utopía ‘?

Una Europa federal es sólo una «utopía» si existe una alternativa pragmática y realista. La temida ruptura de la UE es más probable que pueda prevenirse si los líderes políticos de Europa no toman en consideración el consejo de Tusk y en lugar de ello proporcionan una narrativa alternativa más constructiva de integración política . Si hoy por hoy existe tal liderazgo en la UE es otra cuestión.

 

Sobre Yiannis Kitromilides Yiannis Kitromilides es miembro asociado del Centro Económico y Política Pública de Cambridge , del Departamento de Economía Urbanística y del Medioambiente de la Universidad de Cambridge . Previamente ha impartido clases en la Universidad de Greenwich, Universidad de Westminster , Universidad de Middlesex y en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres.

A Renewed Case For Ever Closer Union Or A Federal Europe (Social Europe, 29 de julio de 2016)

Traducción y edición: Aida López y Beatriz Silva