Poner en marcha soluciones a la crisis migratoria y avanzar en la integración política europea son dos caras de la misma moneda. Tenemos que aceptar que la migración no es un hecho aislado y aprender a gestionarla. En el debate actual predomina una especie de temor a que los refugiados invadan Europa, pero si observamos las cifras veremos que en el 2015 las llegadas fueron de un poco más de un millón de personas, lo que representa un 0,2% de la población europea. Es un número asumible si afrontamos juntos la situación, si buscamos soluciones que vayan a la raíz del problema. Levantar muros o utilizar a Turquía para que contenga los flujos migratorios es un gran error. «No podemos vallar el Mediterráneo» (El Periodico, 2 de mayo de 2016)