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En realidad, la única propuesta que intenta institucionalizar el valor de la fraternidad es el federalismo. Porque lejos de contentarse con apelar a este valor como horizonte último hacia el que tender, o como idea reguladora para tutelar nuestras acciones, se esfuerza por dotar a la fraternidad de contenido político. El federalismo representa la forma política de la fraternidad. O también: es la corriente que hace suya la fraternidad como valor político universal. Precisamente porque “fraternidad” quiere decir universalización de la egaliberté republicana, los programas políticos fraternales promovidos por el federalismo, con su empeño por la emancipación y la voluntad de cooperación, deberían ocupar un lugar prioritario en el escenario de la política actual «La fraternidad como política» (El País, 29 de abril de 2016)