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La conexión belga de los atentados de París mostró que la óptica de soberanía nacional es un profundo error. En lugar de solicitar la activación de la cláusula de solidaridad prevista en el artículo 222 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, que hubiera implicado una respuesta colectiva y coordinada por parte de la Unión Europea, el gobierno francés prefirió con los atentados de París recurrir a un artículo, el 42, que situaba la respuesta en el plano intergubernamental y fuera de las instituciones de la UE. «Europa atacada» (El País, 22 de marzo de 2016)