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La sociedad quebequesa, tensionada por aquella fractura que vivió tan intensamente y enfrentada a una reacción federalista que se plasmó en la Ley de la Claridad, fue abandonando gradualmente su apoyo al independentismo que hoy ronda el 30%. Los soberanistas alcanzaron hace semanas el peor resultado desde los setenta en unas elecciones canadienses y el año pasado no sólo perdieron el gobierno provincial a manos de los liberales federalistas sino que, además, están ya empatados con una opción nacionalista moderada y contraria a nuevos referendos. «Llegar lejos para acabar retrocediendo» (Agenda Pública/El Periodico, 15 de diciembre de 2015)