¿Será realmente esa futura república, enunciada por Carme Forcadell, territorio libre de corrupción? ¿Caerán en la Cataluña floreciente los consejeros expertos en extirpar partidas presupuestarias? ¿Primará la economía productiva sobre la especulativa? ¿Se pagarán más impuestos porque la nueva agencia tributaria tendrá patrones “colaborativos y no coercitivos”? El nacionalismo antes conservador trata de vender que el viejo mundo tiene los días contados. La nueva Convergència asegura que todo está cambiando. «La república que viene» (El País, 8 de noviembre de 2015)