ActualidadOpinión
  • En puertas del 27­S, el esfuerzo por ex­plicar la complejidad está resultando va­no. El llamado proceso –título de la novela inacabada de Kafka– se abre paso con eu­femismos, prejuicios y suposiciones, que a base de ser repetidos hasta la saciedad han alcanzado el estatus de conceptos indis­cutibles. Más temprano que tarde, España deberá hacer una oferta, valiente y generosa, para rescatar a una mayoría de ciu­dadanos de Catalunya que tiene aún un sentimiento múltiple de pertenencia.
  • El actual ci­clo de crisis económica amenaza con derribar la historia de un éxito: la construcción europea. Se trata del mayor ciclo compartido de libertad política, progreso económico y bienestar social. La fractura de las clases medias ha resucitado los viejos fantasmas que se despertaron también en su geografía en el primer tercio del si­glo XX: la cerrazón identitaria, los miedos y tics atávicos, la tentación totalitaria, la deriva tecnocrática, el auge de la demago­gia y la xenofobia.
  • La democracia no puede ser la suma arit­mética de los grupos en escena, no puede responder sólo a la regla del 51% contra el 49% o viceversa, sino que debe preservar un amplio espacio compartido. Estamos ante un proble­ma político que ni la historia ni los trata­dos ni las constituciones podrán resolver.

«Una idea de Europa», La Vanguardia, 25 de julio de 2015

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