Los mismos que se rasgaban las vestiduras por no tener la oportunidad de poder contar cuántos ciudadanos catalanes están a favor y cuántos en contra de la desconexión con España plantean ahora una argucia de trilero, la de contabilizar la mayoría de escaños como si equivaliera a la mayoría de votos, sin importarles en lo más mínimo el reproche de que están aceptando la posibilidad de iniciar la secesión en contra de la voluntad de la mayoría de este país. «¿De verdad quisieron alguna vez un referéndum?» (El Confidencial, 25 de julio de 2015)