Hace exactamente un año una encuesta de opinión llevada a cabo por el gobierno catalán mostraba un 60 por ciento a favor de la independencia. En diciembre la cifra había bajado a un 44.5 por ciento
De hecho el voto en favor de la independencia empezó a caer inmediatamente después de la consulta del 9 de noviembre. ¿Qué está pasando? ¿Por qué el soufflé separatista, que había estado subiendo desde el 2012, súbitamente ha empezado a bajar?
“El soufflé parece deshincharse por la misma razón por la que parecía haber subido” dice Francesc de Carreras, que tiene una cátedra en derecho constitucional en la Universidad Autónoma de Barcelona” En ambo casos es cuestión de apariencias, no de realidad. El hecho es que el resultado de la consulta del 9 de noviembre fue perjudicial para los independentistas porque quedó claro que una cosa es lo que muestra un encuesta y otra cosa es una votación”
A consecuencia de la consulta hubo presión para que el presidente catalán, Artur Mas, pidiera unas elecciones sobre la cuestión única dela soberanía. En vez de eso, llamó a las urnas para el 27 de septiembre, ganando tiempo para intentar superar a su rival Oriol Junqueras, líder de Esquerra Republicana (ERC)
No parece que la estrategia tenga éxito. Una encuesta publicada esta semana muestra que el partido de Mas, CIU, gana solo 31 escaños, comparado con los 50 de 2012, mientras que ERC sólo consigue una modesta subida de 21 a 28. Así que, ¿qué están haciendo los votantes? El ganador sorpresa de este pronóstico es Ciutadans, un partido de centro-derecha, antiindependentista, que ha pasado de 9 escaños en 2012 a 23, aparentemente absorbiendo a votantes tradicionales de CIU que sienten haber sido arrastrados hacia el independentismo en contra de su voluntad.
“Es un momento fundamental” dice Susana Beltrán, vicepresidenta de Societat Civil Catalana, un grupo que agrupa varios partidos y que da voz a los que desean mantener el vínculo con España. “Los partidos independentistas llevaron a la gente a pensar que conseguir la independencia sería fácil y rápido y que solucionaría muchos problemas. Ahora están decepcionados y cansados y… ven que otros problemas, como los recortes en sanidad y educación, no se han resuelto y que las llamadas a la independencia de los partidos no los están resolviendo”
“Hemos alcanzado un impase”, admite Jordi Rull, coordinador del partido de Convergència, “porque los partidos independentistas no podían ponerse de acuerdo en una lista única”
Al menos, ahora finalmente puede haber un debate, dice Beltrán, después de dos años en los que cualquiera que expresara su desacuerdo se arriesgaba a ser tildado de traidor.
“La gente se ha cansado de que se les diga lo que ha de pensar, y de que todos hayamos de pensar igual” afirma.
“Ahora la oposición está encontrando su voz. La gente está empezando a ver que aquello nunca fue real, que todo era un espejismo”
Otro grupo que ha encontrado su voz recientemente son los negocios. Empresaris de Catalunya afirma contar con 500 miembros. Su vicepresidente, Pere Bou, explica que la gente de negocios tenía miedo de hablar en voz alta por temor a represalias o boicots. También añade que el desempleo podría alcanzar un 30 por ciento en una Cataluña independiente, ya que se arriesga a perder los 45 mil millones que suponen los negocios con el resto de España.
El talante exultante de los pasados dos años, con manifestaciones masivas y la independencia aparentemente a la vuelta de la esquina se ha desvanecido.
Cualquiera que sea el resultado, las elecciones de septiembre no resolverán nada y mientras tanto otros partidos como Podemos y Barcelona en Comú han saltado a la palestra para recordar a la gente que no tienen empleo, que las listas de espera de los hospitales se están haciendo más largas y que Cataluña tiene uno de los peores índices educativos de Europa. La quimera de El Dorado independentista está perdiendo fuerza.
“Lo que está esperando Mas es que las elecciones no den como vencedora a una mayoría independentista” dice Carreras con tristeza. “Entonces podremos volver al punto de partida donde estábamos antes: quejarnos, hacernos la víctima y pedir una reforma constitucional”
Backing for a separate Catalan state fades. The Scotsman, (Traducción de Aida López)