Tal vez en nuestro país se extendió el acta de defunción del franquismo con demasiada ligereza, en gran medida también como resultado de una interpretación equivocada del mismo, como si los cuarenta años del aquel régimen hubieran constituido una etapa exenta, excepcional, en la historia de España cuando en realidad conectaban con toda una tradición de pensamiento social y político conservadora, reaccionaria, fuertemente arraigada entre nosotros. «El franquismo que nunca existió» (El Confidencial, 7 de marzo de 2015)