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Los fanáticos (a los que, como complemento casi obligado, se les suele considerar también fachas) pertenecen siempre, por definición, al universo de los que no están de acuerdo con el único discurso presente en el espacio público catalán. En cambio, respecto a quienes participan de lo que resulta poco menos que obligado pensar lo que se dice es que se encuentran «movilizados», «cohesionados», «ilusionados» y otros adjetivos de parecida connotación positiva. «Sobre fanáticos, convencidos y manipulados» (El Confidencial, 13 de diciembre de 2014)