En la plaza de San Jaume, en Barcelona, a veces hay políticos que dicen que hablan en nombre del «pueblo catalán». Basta con recorrer los metros que la separan de La Rambla para darse cuenta de que en Barcelona (y en Cataluña) hay muchos pueblos mezclados. Y, precisamente, esta es la gracia. «Cataluña no es un pueblo» (Crónica Global, 21 de octubre de 2014)