Opinión

La propaganda nacionalista -sea españolista o catalanista- hoy nubla las mentes. Se adscriban a un bando u otro, quienes la promueven y quienes la engullen reemplazan la crítica por la emoción, actúan en compulsivo rebaño y suprimen cualquier asomo de autocrítica o duda. «La entelequia identitaria» («El País», 6 de septiembre de 2014).