Ahora menos que nunca es convincente la teoría de que con la independencia todo cambiará, seremos más demócratas y más intachables. Ningún cambio político, por grande que sea, elimina el deseo de eludir las normas en provecho propio si ni instaura una cultura que incite a las buenas prácticas y que controle y penalice los incumplimientos. «Deconstruyendo el pujolismo» (El País, 24 de agosto de 2014)